miércoles, 5 de junio de 2013

Y un escritor ciego:

... Eso llevaría inmediatamente a la idea de que existe una gran cantidad de acontecimientos que pueden reducir el placer de vivir de modo mucho más efectivo que la ceguera; adoptar esta manera de pensar puede ser enteramente sana. Desde este punto de vista podemos percibir, por ejemplo que una deficiencia como la incapacidad de aceptar el amor humano, que, de hecho, disminuye el placer de vivir casi al punto de hacerlo desaparecer, es una tragedia mucho más grave que la ceguera. Pero, por lo general, quien padece de un mal así ni siquiera lo advierte y no puede, en consecuencia, sentir compasión por sí mismo.
en  Estigma. La identidad deteriorada. Erving Goffman.

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